Pasear por Gran Vía en barco mientras se inunda

Porque tú nunca lo entendiste, así que tampoco pretendo que lo hagas ahora. Que las idas y venidas nunca tuvieron sentido para nadie excepto para mí. Que pagarías y no me entra la menor duda de que darías hasta tu colección de cómics manga por quince segundos más de un sábado cualquiera de junio en una tienda vieja de discos de vinilo decidiendo cual es el que más pega con nuestra historia de desamor. 

Nunca llegamos a encontrarlo, tampoco la película indicada. Aunque no me hace falta, que si quiero recordarnos ya tengo bastante con tus fotos en la otra punta del mundo con mi sombra de testigo.

Y quien no pagaría por vernos felices por los rincones de tu ciudad. Todos lo harían, todos menos yo. Recuerdo como les gustaba verte sonriendo a mi lado, centrado en una, queriendo a una, tras tantos años y tantas mujeres que habían pasado por tus manos de seda.

Yo, ya no pagaría nada, ni siquiera ese viejo libro de la estantería de mi cuarto que nunca he llegado a leer. No tengo dinero ni para el cine, mucho menos voy a tener para gastarlo en ti. 

Tú ya no te acordabas de como era eso de vivir a base de cigarros por la mañana, cinturas distintas cada tarde y varias botellas vacías por la noche. Menos mal que siempre tuviste una buena memoria y supiste recordar rápido como era tu vida antes de que yo apareciera por ahí un lluvioso día de abril. 

Photo taken by me